En el trayecto conocido como la ruta de las Mil Kasbahs, que se entrelaza a través de los imponentes montes del Alto Atlas y las oasis de ensueño entre Errachidia, Ouarzazate y Zagora, los paisajes pintorescos entre valles y montañas revelan sus tesoros históricos y naturales, componiendo un mosaico de belleza y cultura que cautiva a todos sus visitantes. Entre estos tesoros se destaca el ksar de Ait Ben Haddou, un bastión de la arquitectura y la historia marroquí, cuya presencia sigue desafiando el paso del tiempo y las inclemencias de la naturaleza, ofreciendo una ventana al pasado glorioso de la región.
Este sitio, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987, no solo ofrece refugio a sus habitantes sino que también sirve como fuente de inspiración para arquitectos, pintores, cineastas y turistas que buscan en sus muros de adobe rojo y sus imponentes fortificaciones un testimonio viviente de la historia marroquí. Su extraordinaria ubicación y su singular arquitectura lo han convertido en el escenario ideal para grandes producciones cinematográficas como «Gladiator» y «Game of Thrones», lo que ha reforzado su fama a nivel internacional y lo ha posicionado como un destino imperdible para cinéfilos y amantes de la historia.
El ksar, que data del siglo XVII, fue un nodo crucial en la ruta de las caravanas que históricamente conectaba el norte de África con el Sahara, facilitando el intercambio de oro, textiles, sal y especias. Hoy en día, Ait Ben Haddou sigue desempeñando un papel esencial, no como un centro de comercio, sino como un eje de atracción turística y cultural que atrae a más de medio millón de visitantes anuales. Estos visitantes llegan atraídos por la majestuosidad de sus construcciones y por la rica historia que las paredes del ksar han presenciado.
Para preservar la autenticidad del sitio y promover su relevancia tanto a nivel nacional como internacional, se han establecido diversas iniciativas. Entre ellas, en marzo de 2021 se firmó una convención para la creación de un espacio de animación turística y de exposición museística en el pueblo, buscando no solo valorizar turísticamente el área sino también fomentar el regreso de los habitantes a sus casas históricas. Esta estrategia de desarrollo incluye la organización de eventos culturales como el Festival de Izouran, que celebra y preserva el patrimonio oral amazigh y explora los diversos aspectos de esta rica cultura.
Cada amanecer, el Ksar de Ait Ben Haddou se erige aún más impresionante bajo las primeras luces del día, recordando su pasado como cruce de caravanas y reafirmando su nuevo papel como cruce de culturas y encuentro de turistas de todo el mundo. A través de sus edificaciones, que van desde casas modestas hasta estructuras que recuerdan pequeños castillos urbanos, Ait Ben Haddou no solo conserva las técnicas de construcción tradicionales, sino que también sirve como un vívido recordatorio de la intersección entre el pasado y el presente, entre el comercio de antaño y el turismo contemporáneo, entre la historia vivida y la historia contada.
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