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¿Por qué es necesaria la socialdemocracia?: la vigencia del estado del bienestar, por Eduardo Montagut

En momentos difíciles para la izquierda dentro y fuera de España, ante una creciente marea de conservadurismo, pero, sobre todo, de auge de la extrema derecha, de los discursos de odio hacia la diversidad, los inmigrantes, el gasto social, el reconocimiento de derechos, la cooperación internacional, o defendiendo el negacionismo climático, conviene que hagamos algunas reflexiones sobre la importancia de la socialdemocracia. Esta pieza trata sobre el primer pilar de la socialdemocracia: la igualdad y el Estado del Bienestar.

Siempre hemos vinculado el socialismo democrático con una labor civilizadora basada, en primer lugar, en la defensa del principio de la igualdad, un objetivo al que se debe tender y con el instrumento más eficaz que la Historia contemporánea nos ofrece, el Estado del Bienestar con sus políticas educativas, sanitarias y asistenciales, y fundamentadas en el principio de la redistribución de la riqueza a través de una fiscalidad progresiva.

¿Por qué se afirma que esta fórmula está anticuada y es peligrosa porque, supuestamente, genera mucho gasto y déficit?, ¿realmente lo genera o es una excusa de lo que podemos calificar como la revuelta de los privilegiados para no pagar impuestos alentando, además, una corriente de opinión con los modernos medios de difusión para demonizar la fiscalidad progresiva, o la misma fiscalidad en sí?, ¿por qué la construcción y el mantenimiento del Estado del Bienestar son antieconómicos cuando el mismo genera riqueza al estabilizar a la población con las consecuencias que eso tiene en beneficio del consumo?, ¿por qué es antieconómico conseguir reducir las brechas sociales si lo que se pretende es permitir que más personas puedan tener una base económica y social estable, algo que es sumamente positivo para la economía?. Y no se trata de cambiar el sistema por una suerte de neoliberalismo con filántropos, porque eso es caridad, además, ostentosa, que es lo que realmente se pretende. No se trata de hacer donaciones o regalos, se trata de canalizar los beneficios a través de una fiscalidad que vaya hacia el gasto social y educativo, bajo principios racionales, progresivos y redistributivos. Parece que queremos modernizar o digitalizar la “sopa boba” a las puertas de los viejos conventos.

La consolidación del Estado del Bienestar tiene que ver, además, con la valoración de lo público, de lo común, del triunfo de la solidaridad frente al egoísmo del excesivo individualismo. El Estado del Bienestar, gran logro de la socialdemocracia, aunque también con el concurso de la democracia cristiana y de una antigua derecha que ya no existe en Europa, nunca ha caído en ninguna tentación autoritaria o totalitaria como se pretende afirmar desde posiciones neoliberales. El Estado del Bienestar no era ni es el Estado comunista porque aquel siempre ha funcionado en Estados democráticos, con presupuestos del Estado discutidos en parlamentos elegidos democráticamente, y con el libre juego de los partidos políticos y el reconocimiento y garantía de las libertades.

El Estado del Bienestar es el modelo más exitoso en la Historia, insistimos, como medio para impedir que haya abrumadoras brechas sociales, y para que la desigualdad no avance hasta hacerse insoportable. Puede parecer que se permitió en Occidente en el pasado para impedir el avance del comunismo que se presentaba amenazante desde el otro lado del Muro de Berlín, y que ahora se argumente, en consecuencia, que derribado éste ya no es necesario aquél. Tamaño error, ahora más que nunca es el único instrumento para evitar la polarización social, y conseguir que, aunque no se pueda partir de la misma línea de salida, el camino de la vida de muchos ciudadanos y ciudadanas no termine en un sendero secundario o en la cuneta, Pero, además, permite la generación de la riqueza, al no impedir el ejercicio de la economía de mercado, algo que las izquierdas más extremas parecen no entender.

Solamente ya por la necesidad del Estado del Bienestar, también nos parece necesaria la socialdemocracia.

Seguiremos.


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