Retos del profesor de ELE en contexto digital
Son varios los retos a los que se enfrenta un profesor de ELE que quiera impartir clases online. Un profesor debe tener habilidades específicas a la hora de impartir un curso online, que deben estar basadas en un gran conocimiento, no solo de la materia, sino de saber llevar un grupo y ser capaz de hacerle aprender. El docente siempre llevará las riendas de la clase, pero debe convertirse en un moderador e intentar que el alumno participe en clase. Claro que esto conlleva un cambio radical respecto a la manera tradicional de dar clase, en la que el profesor es el que domina los conocimientos y los expone en clase. Aquí la realidad cambia por completo porque los alumnos van a tener acceso a una cantidad ingente de información, y no sabrán qué hacer con ella. Es aquí donde reside la problemática y donde los alumnos necesitan al profesor, porque el alumno tiene que poder utilizar las TIC de una forma adecuada y organizada, y esa es labor del docente que se convierte en un guía para el alumno. El profesor, por su parte, tiene que preparar y crear materiales que impliquen el uso de las TIC, y para esto tendrá que recibir una formación. A su vez, deberá tener capacidad de trabajar con profesores de otras áreas y ser proclive al trabajo interdisciplinar, a saber, utilizar un enfoque con mayor interrelación del conocimiento en vez de uno por área o asignatura. Un enfoque que exija un trabajo cooperativo y mayor participación de los alumnos, así como su implicación y motivación. Por otra parte, el profesor online tendrá una mayor implicación en el proceso de aprendizaje del alumnado, ya que no se trata solo de corregir y evaluar, sino que tiene que participar en ese proceso. Unido a esto, debe realizarse una supervisión académica que beneficie el proceso de aprendizaje del alumno.
Un rasgo determinante e innovador en la enseñanza del español como lengua extranjera, en el momento en el que contemplamos la enseñanza a distancia, es el aprendizaje abierto y flexible. Y es que el docente debe adaptarse al modo de aprender de los alumnos. Según Race (1994), el aprendizaje abierto abre varias opciones y grados de control del usuario, hay que basarse en materiales de aprendizaje basados en el alumno, y así ayudar a que los usuarios contribuyan al mérito de su aprendizaje, y todo esto llevará a desarrollar un sentimiento positivo sobre su consecución, a modo de motivación.
Moran y Myringer (1999) señalan, desde la Mid Sweden University (MSU, 1998), cómo el aprendizaje abierto implica la enseñanza y el aprendizaje en cualquier lugar que estos ocurran: on-campus, off-campus y cross-campus. A esto hay que sumarle la libertad en cuanto al lugar, tiempo, métodos y ritmo de enseñanza y aprendizaje centrado en el alumno más que centrado en el profesor. Además, busca ayudar a los estudiantes a convertirse en independientes, y que aprendan a lo largo de toda la vida. Y, finalmente, cambia el rol al profesor y pasa a ser mentor y facilitador del aprendizaje.
Por su parte, Collis (1995) en Castañeda y Adell (Eds.) (2013), matizan el concepto de aprendizaje flexible, en torno a diferentes puntos:
- Flexibilidad relativa al tiempo: Tiempo de comienzo y finalización del curso, tiempo para los momentos de estudio del curso, tiempo/ritmo de estudio, momentos de evaluación.
- Flexibilidad relativa al contenido: Tópicos del curso, secuencia de diferentes partes del curso, tamaño del curso.
- Flexibilidad relativa a los requerimientos: Condiciones para la participación.Flexibilidad relativa al enfoque instruccional y a los recursos: Organización social del aprendizaje (gran grupo, medio grupo, pequeño grupo, aprendizaje individual).
- Flexibilidad relativa a la distribución y a la logística: Tiempo y lugar donde el apoyo está disponible, lugar para estudiar, canales de distribución.
En cuanto a los términos “nativo” e “inmigrante” digital:
Los nativos digitales han crecido con las nuevas tecnologías y tienen características distintivas: buscan recibir información de manera rápida e inmediata, les atraen las multitareas y los procesos paralelos, prefieren los gráficos en lugar de textos extensos y optan por accesos al azar a través de hipertextos; son más eficientes y productivos cuando trabajan en red y valoran la retroalimentación instantánea que les proporciona una sensación de progreso y satisfacción; además, muestran preferencia por aprender de manera lúdica en lugar de seguir métodos tradicionales más estructurados.
Por otro lado, los inmigrantes digitales, que nacieron antes del auge tecnológico, enfrentan desafíos distintos: suelen sentir inquietud y desconfianza ante la constante aparición de nuevas tecnologías aplicadas al aprendizaje, generalmente requieren de manuales o guías antes de aventurarse en la práctica y se sienten más cómodos tomando su tiempo para adaptarse a las nuevas herramientas y procesos.
Como docentes, no debemos dejar fuera a nadie. La mejor forma de conciliar perspectivas es combinar los medios digitales con propuestas de actividades en el aula, partiendo de elementos más tradicionales, como las pizarras digitales o las actividades audiovisuales con YouTube, para ir aumentando la complejidad gradualmente.
De acuerdo con Mark Prensky: “los profesores del Siglo XXI han de aprender a comunicarse con sus estudiantes a través de una lengua y de un estilo común”.
RAO 15/8/2024
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