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‘La del manojo de rosas’: sexta reposición en la Zarzuela


por Manuel Espín

No deja de ser una rareza que la misma producción estrenada en 1990 en La Zarzuela, la primera que dirigía en su vida escenicamente Emilio Sagi -cuyo tío Sagi Barba la cantó en 1934 cuando ‘La del manejo rosas’ se estrenó en el desaparecido teatro Fuencarral de Madrid- se haya repuesto hasta seis veces, cambiando tan solo los nombres del equipo artístico, con el mismo decorado-base y transformaciones en el vestuario que se ha venido renovando, y que además la misma se haya hecho en los teatros españoles que permiten las dimensiones de sus decorados, en París y en Roma. O que probablemente no haya que esperar mucho tiempo para la séptima: la totalidad de las entradas están vendidas muchos días antes de su estreno oficial; aspecto habitual en las últimas temporadas de La Zarzuela siempre que se programan los títulos sonados del repertorio.

Originalmente ‘La del manojo…’ no es una zarzuela como tal sino como lo que se califica de ‘sainete lírico en dos actos’. El libreto de Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado participa de los elementos identitarios de ese género teatral: costumbrismo, madrileñismo, casticismo…Sin embargo cuando se estrenó hace noventa años ya era el tiempo de la República, y ese aspecto se percibe desde el punto de vista temático. Aparecen mujeres con cierto conato de independencia personal, en algún diálogo ‘Clarita’ menciona la palabra ‘feminista’, tan mal vista a partir de 1939, y los textos están llenos de referencias a personajes de la época: el anacronismo funciona en esta ocasión (tampoco se ha cambiado ‘Mussolini’ por ‘Schwarzenagger’ como se ha hecho en otras producciones recientes de esta obra en otros teatros).

Esa peculiaridad tiene que ver con otro de los raros hitos de ‘La del manojo…’: es uno de los libretos de zarzuela que no chirrían desde el punto de vista de los textos, porque hay que entenderlos como un ‘todo’ desde la perspectiva de lo que era la España republicana. En la historia que no se distancia de las habituales líneas del género, se entremezcla populismo y un cierto atisbo de lucha de clases, entre los mundos del aviador y el mecánico, pero a la vez entre la familia venida a menos de este último y la chica.

¿Qué tiene además Sorozábal, en una de sus partituras más populares? Pues una curiosidad por asumir factores de modernidad, algo típico de ciertos compositores de esa generación: una capacidad muy permeable respecto a las músicas que se escuchaban en la época, que habían dejado de ser las viejas polkas para abrirse al ‘fox’ y a otros contenidos (algo también presente en ‘Katiuska’).

Sorozábal fue un compositor excepcional al que además se debe otra de las rarezas del género como es ‘Adiós a la bohemia’ de 1933 sobre textos barojianos en la que se presenta algo tan excepcional como el Madrid de la lucha por la vida; titulo que habría que recuperar para una futura producción en La Zarzuela. Porque hace casi un siglo representaba un intento de renovar el género y sacarlo de sus límites temáticos.

Con estos ingredientes Emilio Sagi debió entender en su momento, hace más de tres décadas, que ‘La del manojo…’ hay que retocarla lo menos posible, y la labor de un director teatral consiste en dignificarla todavía más a través de un tratamiento elegante y formalmente depurado. El espacio escénico de Gerardo Trotti que representa la fachada de un edificio madrileño de tres plantas en la que la acción se puede desarrollar en distinta alturas sigue funcionando, y los retoques se han limitado al idealizado vestuario de Pepa Oyanguren, la magnífica iluminación de Eduardo Bravo (muy bien a escena de la lluvia que se proyecta para llenar escenicamente un solo de la orquesta a través de un efecto visual) y una coreografía original de Goyo Montero, actualizada por Nuria Castejón; a quien ya sabemos que le gusta mucho dar alas de musical a sus personajes como ya sucedía en la estilizada y conseguida producción de ‘La verbena de La Paloma’ dirigida por ella esta primavera en ese escenario de La Zarzuela y que merecerá otra reposición en un breve futuro.

Además esta sexta reposición tiene novedades, como el debut de Alondra de la Parra al frente de la orquesta. Por mucho que en su día se haya querido rodear de polémica su llegada a la dirección de importantes orquestas españolas en La Zarzuela. la mexicana ha entendido la partitura con unas cuerdas que suenan bien especialmente el arpa, y unos timbres de gran riqueza tonal sobre las composiciones de Sorozábal. Desde el punto de vista vocal aunque en esta reposición no esté Carlos Álvarez haciendo de ‘Joaquín’ , Manel Esteve está bien y seguro en escena (David Menéndez en el reparto ‘b’), con ‘Ascensión’ (Vanessa Goicoechea/ Beatriz Diez) ‘Capó’ (Jesús Álvarez Carrión y Joselu López), ‘Clarita’ (Nuria García Arvés/Rocío Faus), y Gerardo López como ‘Ricardo’.

‘La del manojo…’ tiene en su libreto un personaje para el lucimiento personal de un actor cómico que en esta producción de Emilio Sagi han interpretado actores como Luis Varela y que aquí representa Ángel Ruiz. ‘Espasa’ es un tipo escénico que se lleva a la platea en el bolsillo, y Ruiz está a la altura con gran seguridad y desbordante comicidad sin salir de lo que el papel exige. De la misma manera que el resto de los actores de reparto porque estamos hablando de un sainete lírico en el que la parte escénica debe tener peso.


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