FLASH, UHI-Settat
Karima Ziali es escritora e investigadora especializada en sexualidad, islam y migraciones. Nació en Marruecos y se trasladó a Cataluña a los tres años. Estudió Filosofía en la Universidad de Barcelona y obtuvo un máster en Investigación Antropológica por la UNED. Ha trabajado como profesora en Valencia y Gran Canaria, y actualmente realiza un doctorado en estudios migratorios en la Universidad de Granada. Su primera novela, ¨Una oración sin Dios¨ (2023), aborda la migración y la población marroquí en Cataluña desde una perspectiva biográfica. Ziali también colabora en medios como ¨Ctxt¨ y ¨Frontera Abierta¨.
¿Cómo defines tu posición feminista en la literatura? ¿Te consideras parte de un movimiento feminista específico o tu enfoque es más personal y subjetivo?
El feminismo como movimiento social me parece que tiene un enorme potencial y que es capaz de movilizarnos para un bien común. Para mí, las mujeres tenemos una capacidad transformadora en todos los aspectos y por eso mismo debemos responsabilizarnos de nuestro rol social, entender que nuestra capacidad de revertir los poderes es real para construir una sociedad más justa. Así entiendo el feminismo y para mí la literatura es un espacio donde poder narrar este poder, sus orígenes y sus múltiples formas de desplegarse y tomar forma.
¿Cómo integras el feminismo en tus personajes femeninos y en la trama de tus historias?
Creo que en mi libro Farida representa un poder tan atávico como necesario, el de la madre que a través de su estatus cohesiona y engrasa la maquinaria de la familia, pero también de las individualidades que la configuran. Farida es una mujer que representa este poder casi silencioso, pero de una solidez que puede llegar a la rigidez. Es una mujer angular que da razón de todos los movimientos de los demás personajes, ya sean los hijos, la hija o el padre. Pero es difícil reprocharle algo a Farida, dado que su rol de madre imposibilita cualquier señalamiento o enjuiciamiento negativo. De nuevo, creo que tal y como entiendo yo el feminismo, trato de mostrar esta cuestión, ponerla sobre la mesa para entender la fuerza con la que opera la madre y de qué forma podemos responsabilizarnos de nuestro rol social.
¿Crees que la literatura escrita por mujeres en Marruecos refleja una visión diferente de la realidad marroquí?
En mi caso, hablo de una familia rifeña establecida en Barcelona. Creo que hay muchos elementos de la cultura amazigh presentes y que trato de involucrar en las dinámicas de los personajes. Quizás de los más importantes, es el rol de la madre y del padre. Planteo una madre muy presente en las formas de organizar la familia, desde hacer la comida hasta transmitir e inculcar ciertos valores. Pienso que esto forma parte de las formas de hacer y entender la familia en Marruecos. El padre, aunque puede haber muchos grados al respecto, lo sitúo más desplazado de este núcleo familiar, como si fuera una fuerza externa que accidentalmente debe añadir algo a este núcleo compuesto por la madre y los hijos. Es evidente que planteo un tipo de familia que a mi parecer describe cierta cultura de la familia marroquí.
¿Cómo influye la filosofía en tu escritura? ¿Hay alguna corriente filosófica que sientas cercana?
La filosofía es central en mi novela. Estudié Filosofía y eso me marcó para siempre, sin esta carrera sería otra persona y no escribiría lo que escribo. Pienso que la transgresión es la palabra que mejor define mi forma de entender la filosofía. Empecé con la filosofía leyendo a Nietzche, luego me fui desmarcando de muchas de sus ideas, y adopté a Walter Benjamin, Hannah Arendt, entre otros como referentes. Hoy diría que he vuelto a buscar a los filósofos de la naturaleza y a autores que rompan con la idea de que la filosofía y la ciencia van por derroteros distintos, pienso en el filósofo Olivier Remaud en este sentido. Luego también me gusta mucho la filosofía paradójica de G.K. Chesterton o las obras de Herman Hesse e Iris Murdoch, entre la filosofía y la narrativa.
F: ¿Qué papel juega la religión en tus obras? ¿Es un tema central o un contexto que enriquece la historia?
Empiezo a pensar que la religión no es nada si no es incorporada. Por eso, diría que la religión es algo que está presente en mi novela en la medida que los personajes “la hacen”, “la usan” … No hay un discurso religioso, hay unas formas de hacer que son religiosas y que los personajes llevan a cabo. Por eso, la religión está tan presente como los personajes permiten que esté. Farida podemos decir que emplea muchas formas de hacer religiosas cuando le conviene mantener la unidad de la familia y no se rompa, pero ¿es una mujer musulmana? Diría que lo es, siempre que le permita asegurar la solidez de su núcleo familiar.
¿Por qué decidiste explorar el tema del matriarcado? ¿Cómo crees que este sistema se refleja en la sociedad marroquí actual?
El matriarcado me parece un tema tan vivo como oscuro. No creo que se oponga al patriarcado de forma categórica, es decir, que el matriarcado reproduzca las mismas relaciones de poder del patriarcado, pero colocando a las mujeres en los espacios y lugares de poder para ejercerlo. En mi novela el patriarcado es un matriarcado encubierto. La relación entre Farida y su hijo Morad explica esta aparente paradoja: el poder de Farida es de una tensión silenciosa insoportable que Morad, como hijo, recibe sin apenas apreciarlo, pero que reproduce en sus relaciones más visibles (en el trabajo, en la calle, con otras mujeres…). Yo creo que esto habla en parte y en cierta medida de la sociedad marroquí (y de otras muchas sociedades). Casi siempre hemos leído a la sociedad marroquí como una dicotomía entre espacio doméstico que asociamos al hogar, a la mujer y a la familia, de un espacio público asociado al exterior, a la política, al hombre. E incluso se afirma que el hogar es el espacio donde se despliega un matriarcado. Esta es la forma más sencilla porque es lo que vemos (o queremos ver) a simple vista. Pero ambos espacios están tan conectados, son tan continuos que uno no puede existir sin el otro. El matriarcado, por decirlo con otras palabras, no es algo que se despliega de puertas para adentro, sino que en la calle se hace visible, toma formas a veces imprevisibles y nefastas. Cuando saltó el caso de la chica que fue manoseada e insulta en una calle de Tánger, a plena luz del día, las madres de los chicos que agredieron a esta chica defendieron a sus hijos y consideraron que no habían hecho nada “malo”. En términos morales, las madres exculpan a los hijos, porque lo contrario sería asumir que ellas no han educado bien a sus hijos. Es sumamente difícil cavar en esta dirección, dado que la madre es un ser cuasi sagrado, en la cultura marroquí y en otras muchas.
¿Qué papel juega el matriarcado en la vida de tus personajes femeninos? ¿Es una fuente de poder, de conflicto, o de ambos?
Creo que es una fuente de poder, pero con consecuencias conflictivas. Como decía antes, apuntar a la madre como punto de partida para entender nuestras dinámicas sociales, culturales, políticas… es sumamente complejo. Pero en mi novela, de forma velada, Farida es la que protagoniza la historia, la que se expresa a través de su hijo Morad, que se hace visible a través de sus acciones. Esto conlleva que Morad pueda llegar a sufrir, porque quiere a su madre, pero la detesta también. Esta ambivalencia emocional es muy tensa en Morad y le lleva a estados de cuasi locura. Sabemos que para acabar con el patriarcado debemos acabar con la figura del padre y todos los valores que conlleva, pero del mismo modo, el matriarcado, algo mucho más profundo y enquistado, exige también que acabemos con la madre y lo que representa. Es un trabajo pendiente y Morad, como individuo sufriente de este sistema, trata de entenderlo.
¿Qué desafíos has enfrentado al escribir sobre temas sensibles como el feminismo o la homosexualidad en un contexto cultural específico?
Sinceramente, me he sentido muy libre a la hora de escribir sobre estos asuntos y de incorporarlos en la narrativa. Los personajes han hecho el trabajo duro… como los lectores y las lectoras perciban estos temas en la novela es algo de lo que no me puedo responsabilizar y ¡me alegra mucho no tener ese papel! He escrito con la libertad que me da la palabra y con la responsabilidad de mi experiencia de vida.
¿Consideras que el mercado editorial en España o en Marruecos está preparado para recibir temas que cuestionan las normas sociales y culturales?
Esta pregunta es muy interesante. Creo que en España las cuestiones que planteo no son para nada problemáticas, lo complejo es que lo que cuento, la historia protagonizada por Morad, se lea como una historia que pertenece a la sociedad española y se deje de ver como una situación ajena que no tiene nada que ver con la cultura española. Morad, es un chico catalán de origen rifeño y por lo tanto, es algo que incumbe a la sociedad donde ha hecho su vida. Por eso creo que mi novela se sigue leyendo como algo que los de “ahí” cuentan “aquí”. A lo que Marruecos se refiere, solo puedo responder a nivel de percepciones sociales, dado que no conozco en profundidad qué se está publicando. Pero creo que sí, que es un país preparado para abordar historias que cuestionen lo normativo. He conocido muchas personas en Marruecos que trabajan en esta dirección y no hay otra forma que seguir en esta línea. Claro que la fuerza tradicional de la mayoría de las zonas rurales es patente, pero en toda sociedad hay este juego de fuerzas a lo largo de la historia. Lo interesante es que esto ahora va acompañado de conexiones globales que posibilitan redefinir este juego de fuerzas. Solo espero que los agentes culturales europeos en Marruecos aboguen por apoyar las creaciones transformadoras tanto social como culturalmente y que no se sumen a una (auto)censura que imposibilite este camino.
¿Quiénes son tus referentes literarios más importantes? ¿Hay algún aspecto específico que te gustaría transmitir de ellos en tu propia obra?
Respondo a estas dos preguntas conjuntamente.
Si me voy atrás, veo que he leído mucho en función del momento y de mis intereses. En poesía me gusta mucho Panero, Artaud, Vicent Andrés Estellés, Alejandra Pizarnik… he descubierto también a la poeta Emilia Conejo. En narrativa me gustan John Steinbeck, Margarite Duras, Toni Morrison, Günter Grass, Ismail Kadaré, Herman Hesse, Jon Bilbao… quizás por como construyen sus tramas y como logran mostrarte lo que a veces no se puede ver fácilmente.
Por último ¿De qué manera el plurilingüismo ha influido en tu proceso de escritura? ¿Utilizas diferentes idiomas para explorar distintos aspectos de tus personajes o de los temas?
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