
por Antonio Chazarra
El infierno de los vivos no es algo por venir;
si hay uno, es el que ya existe aquí,
el infierno que habitamos todos los días,
que formamos estando juntos
Italo Calvino
Dacia Maraini ha sido y es una mujer independiente, vinculada a un grupo de intelectuales como Italo Calvino, Primo Levy, Alberto Moravia, Elsa Morante, Roberto Colasso, mas sobre todo, a Pier Paolo Pasolini.
Pese a sus diferencias, que son significativas y en ocasiones profundas, todos ellos, en mayor o menor medida, se resistieron ante el avance de una cultura uniformadora, consumista, individualista y hedonista. Se les denomina la Generación de los años 30, de la que quizás Dacia Maraini es la componente más joven.
De forma valiente, siguiendo la estela de Pasolini, denunciaron la posmodernidad por su vaciedad y su ostensible pérdida de valores que inoculaban un efecto tóxico y adormecedor.
Hoy quiero hablarles de Dacia Maraini. Fuera de Italia apenas se la recuerda, pese a ser una de las novelistas de referencia del siglo XX, intelectual comprometida, dramaturga, ensayista y hasta guionista cinematográfica que colaboró con Pier Paolo Pasolini en películas de culto como Las mil y una noches.
En toda su obra se aprecia un sólido conocimiento de la cultura clásica greco-latina y una investigación, nada convencional y sin concesiones, de la vida de las mujeres, que la convierte en una feminista de culto.
Indaga con un estilo realista y valiente, sobre esos lugares de encuentro, de los viajeros y sobre todo viajeras, perdidos en los pliegues de la historia. Se niega en su literatura a aceptar que la vida anodina que soportamos sea una travesía a ninguna parte.

Parece que la existencia adocenada que estamos condenados a soportar, sea el resultado de los errores y trampas que predijeron adivinos ciegos de la antigüedad greco-latina.
Para ella, la realidad es errante y parece moverse en circunloquios interminables que forman esferas incomunicadas entre sí. A veces, parece detenerse en las ostensibles cicatrices de las mutilaciones que han ido destruyendo el cuerpo social.
Eso y mucho más es lo que ha traído consigo una posmodernidad vacua, frente a la que se rebela. Ese laberinto sin salida en que se ha acabado convirtiendo la vida sin apenas objetivos comunes, está repleto de imposiciones absurdas, malentendidos, sumisiones y abandonos.
Desde muy joven aprendió en carne propia a ser antifascista. Su familia fue internada en un campo de concentración por su negativa a aceptar las imposiciones totalitarias de la “República de Saló”.
Cuando siendo apenas una adolescente, se trasladó a Roma desde la Sicilia donde residían sus abuelos maternos. Pronto se convirtió en una activista y posteriormente, en una periodista combativa.
Me gustaría poner de manifiesto en este breve ensayo, que su feminismo, en unos años en que se habían apagado bastante los ímpetus rebeldes, es de una fuerza inequívoca, prueba de ello, son unas palabras de su novela histórica, La larga vida de Marianna Ucria, que no me resisto a citar y que constituyen un acta de denuncia de la situación secular de la mujer, “Casarse, parir, casar a las hijas, hacerlas parir y obrar de manera que las hijas casadas hagan parir a sus hijas para que estas a su vez se casen y sigan pariendo”. Un círculo infernal consecuencia del más rancio patriarcalismo.
La fuerza de esta novela hizo que obtuviera el prestigioso Premio Campiello en 1990 (Disponemos en castellano de una traducción de Atilio Pentimalli Melacrino, Ed. Seix Barral 1991. La Editorial Herce publicó una nueva edición en 2008)

Su disconformidad con lo que le rodeaba le hizo dar pasos, derribar barreras y abrir caminos. Ese afán rompedor la llevó en 1973 a crear el Teatro della Maddalena, en Roma, gestionado y dirigido por mujeres. Es igualmente significativo, que intervino activamente en la fundación del Teatro del Porcospino, con la finalidad de representar obras y autores contemporáneos como Carlo Emilio Gadda, Alberto Moravia…
Es también autora de obras como “Dialogo di una prostituta con un suo cliente” que escandalizó a los sectores conservadores y a la democracia cristiana, siempre dispuesta a censurar y prohibir. Mas, paralelamente tuvo un impacto internacional. Lamentablemente la dictadura franquista hizo que en nuestro país, no se representara hasta mucho más tarde
Regresando a su “corpus novelístico” creo que el lector o lectora interesada encontrará en “Voci” una posición vanguardista que utiliza el molde de la novela policiaca para resaltar la violencia contra las mujeres (hay traducción en castellano, a cargo de Atilio Pentimalli Melacrino, Ed. Seix Barral 1995 y una segunda a cargo de Herce editores 2008). Igualmente, resulta muy ilustrativo el contenido de “La edad del malestar”Editorial Einaudi, (1963), fue traducida al castellano con el título “Los años turbios”. Obtuvo el Premio Formentor. Se trata de un diagnóstico certero de lo que está ocurriendo, no sólo en Italia sino en toda Europa.
Pese a esta rápida panorámica, que nos impide detenernos en aspectos que merecerían una valoración más sosegada, no sería justo dejar de mencionar que algunas de sus obras han sido llevadas al cine por directores como Marco Ferreri y que actores de gran proyección internacional como Marcello Mastroniani han protagonizado alguno de estos films.
En la película “El futuro es mujer”, se puede apreciar con claridad su ausencia de prejuicios y su enfoque feminista. Pocos recuerdan que colaboró asimismo, con Margarethe von Trotta, junto a la anteriormente mencionada colaboración con Pasolini, en “Las mil y una noches”, una película calificada de escandalosa e inmoral por la crítica pazguata y vaticanista, donde Maraini realizó el guión.
No es posible realizar más que unas cuantas “calas”. El lector puede, sin duda, elegir otras.
No quiero dejar de mencionar, sin embargo, su magnífica novela “Il treno dell’ultima notte”, en la que aborda el viaje en 1956 de una periodista italiana en busca del rastro de su amor judío, desaparecido en Auschwitz. Su ausencia de prejuicios y su crítica a los totalitarismos le hace recalar en Budapest, tras su periplo por Centro Europa, dándole ocasión a describir y valorar la revolución húngara. Esta novela pienso, que es de una fuerza e interés más que notable. Fue publicada por la Ed. Rizzoli, en 2008 y existe traducción en castellano en Galaxia-Gutenberg, Círculo de lectores 2012. Es particularmente interesante ya que representa un punto de inflexión en la posición de la izquierda italiana frente al totalitarismo estalinista.
Las obras de Dacia Maraini, contienen numerosos mensajes encriptados. Sus descripciones son, con frecuencia, desgarradoras mas gusta de sugerir y dejar que el lector interprete por su cuenta y extraiga las conclusiones pertinentes.
Es una creadora carismática y, a la vez, un tanto huidiza. Su prosa está dotada de una fuerte energía que emana de su convulso mundo interior, fruto de haber vivido tantas y tan amargas derrotas. Dado su interés por las raíces de la antigüedad clásica, no es aventurado afirmar que en muchos de sus relatos pueden apreciarse evocaciones de algunos pasajes homéricos.
El mundo que describe está lleno de rencores mal cicatrizados, de mentiras y falacias que hieren y que matan lentamente. Sus emociones afloran y hacen que el lector participe de ellas. Aunque a menudo los tintes con que las describe estén cargados de nubes negras y melancólicas.
En sus escritos se pone de manifiesto la impronta devastadora de la cultura consumista y mercantilizada, que no deja espacio para la indagación individual, ni para la rebeldía. Se posiciona abiertamente contra la banalización de la posmodernidad. Una actitud como esa la convierte en una intelectual de minorías, a la que la cultura de masas presta una atención decreciente… en su búsqueda desenfrenada de novedades que marcan los criterios de la denominada industria cultural.

Leyendo y meditando sobre sus páginas, es difícil evadirse a una pregunta y reflexión angustiosa ¿somos todos responsables de este desaguisado? Quizás ser fiel a uno mismo, es adoptar una actitud de denuncia activa ante una realidad cultural desintegrada y progresivamente desactivada.
El individualismo hedonista y la incapacidad para afrontar las realidades más lacerantes han terminado afectando al corazón y al centro de la democracia. Ese es otro de sus principios que le da fuerzas para denunciar el rumbo de los acontecimientos.
La vida cada día se parece más a una danza absurda donde cada vez hay menos espacio para la esperanza. Resalta lo que podría denominarse una concepción hobbesiana del poder. No obstante, la melancolía no ha de llevar a la resignación. La sociedad italiana y europea en que vivimos y nos movemos está progresivamente desnortada. No hay brújulas a las que asirse.

El ritmo de sus narraciones es ágil. La soledad creativa puede y debe abstraerse del ensordecedor y frenético ruido ambiental. Sus páginas son un claro exponente de un mundo atormentado como si quien hablara lo hiciera enterrado vivo y golpeando frenética e inútilmente el féretro. La liquidez va ganando terreno en todos los ámbitos.
Nos vemos arrojados a una era presidida por el anonimato. No queda ni rastro de una actitud cívica, ni apenas ciudadanos dispuestos a responsabilizarse de sus actos. Muy al contrario, hombres y mujeres se cruzan por interminables escaleras sin reparar los unos en los otros y sin saludarse. Esta imagen espectral sugiere un carrusel de fantasmas. Los espejos de los armarios guardan secretos de familia… que mantenemos ocultos por miedo a que afloren.
Su literatura está llena de enfermas y enfermos que sienten vergüenza de sus llagas. Muchas flores de antaño se han marchitado o han sido sustituidas por flores de plástico. Siente con asco, que la llamada posmodernidad o era eso o ha acabado siendo eso.
Estas reflexiones se aproximan a su fin, mas aún restan un par de cosas por señalar. Es autora de un libro de viajes “La seduzione dell’altrove”, donde más interesante que lo que describe son las ideas que van surgiendo sobre los lugares que visita.
A pocos dejará indiferente “La grande festa” que en cierto modo viene a ser su testamento literario. Se trata de un diálogo con seres que han sido importantes en su vida y que ya han desaparecido. Como por ejemplo, Pasolini o Moravia. Es un texto auténtico y que dice mucho del universo intelectual de la autora.
Quisiera señalar un libro de 2012 “L’amore rubato” (Ed. Rizzoli, Milán, 2012), hay traducción al castellano a cargo de David Paradela, Galaxia-Gutenberg, Círculo de Lectores 2012. Se trata de ocho relatos breves, donde pone de manifiesto la violencia física o psíquica ejercida contra ocho mujeres. Resulta ilustrativo comprobar cómo los maltratadores, maridos, novios, tienen una doble cara. Para los amigos y vecinos son educados y hasta ejemplares… pero de cara a su pareja se convierten en monstruos que actúan como torturadores.

Ha recibido distinciones que muestran su importancia como creadora. Por ejemplo, la Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana.
Es una excelente poeta mas por cuestiones de espacio, trataré esta faceta en otro ensayo. De entre sus obras críticas que penetran y profundizan en su intimidad y ponen de manifiesto su cultura, admiración por el mundo clásico, carácter rebelde, haciéndose portadora de causas nobles… a las que nadie o casi nadie presta atención, me gustaría incidir en “I giorni di Antigone” (quaderno di cinque anni), esencial para conocer aspectos de su carácter y de su intimidad.
En los años 60, 70 y 80 del siglo XX, unos creadores italianos, decididos y valientes, dejaron para que las disfrutáramos y pensáramos sobre ellas, obras formidables, para observar cuánta razón y cuánta anticipación había en lo que escribieron Dacia Maraini y otros miembros de la Generación de los años 30… y especialmente las intuiciones que tuvieron al adelantar situaciones que hoy nos perturban, inquietan y nos obligan a pensar ¿cómo hemos permitido que el rumbo errático de Europa llegue hasta este presente decadente e insolidario?
Por todo ello, he considerado que dedicar este ensayo a Dacia Maraini es, por una parte justo y, por otra, obligado. Es mucho lo que le debemos.
Evidentemente, estas reflexiones son incompletas. Si la lectora o el lector se sienten atraídos, encontraran en el conjunto de su obra mucho más, hasta el punto de considerarla una novelista y feminista de referencia en este sombrío panorama que nos ha tocado soportar.
Seguimos necesitando lo que aporta su mirada inteligente, enigmática, agnóstica y un tanto mefistofélica. Representa un faro de esperanza por su infatigable defensa de la lucha de las mujeres por la igualdad y su disposición a defender a los más vulnerables.
El mejor homenaje que puede hacerse a Dacia Maraini es leer y disfrutar sus páginas reivindicativas, cada día más necesarias.
Quien emprenda esta tarea no lo lamentará.
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