El problema de las revistas depredadoras en la publicación académica científico médica más concretamente hablando, continúa siendo un tema de gran preocupación dentro de la comunidad científica. Estas entidades, que a menudo se disfrazan de legítimas, buscan beneficiarse económicamente a costa de los estándares de publicación académica reconocidos. En el artículo titulado “Predatory journals: what can we do to protect their prey” publicado hace unos días por The Lancet, en 2021 había más de 15,000 revistas de este tipo. A pesar de las advertencias incluidas en las Recomendaciones del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE), el creciente número y audacia de estas entidades depredadoras requieren una revisión continua de las estrategias para su identificación y el rechazo de sus prácticas.
En este vasto océano de la publicación académica, las falsas revistas científicas operan de manera similar a las míticas ballenas descritas en las historias de Jonás: enormes, omnipresentes y capaces de engullir a investigadores incautos en un solo bocado. Estas revistas, con sus bocas abiertas en forma de convocatorias aparentemente legítimas, atraen a sus presas con la promesa de publicación rápida y visibilidad. Sin embargo, una vez dentro, los académicos descubren que están atrapados en un vientre oscuro y solitario, donde su trabajo no recibe la revisión adecuada ni la exposición legítima que merece.
Al igual que Jonás dentro de la ballena, los investigadores atrapados por estas entidades depredadoras luchan por escapar, pero se encuentran despojados de su tiempo, dinero y, lo más importante, de la credibilidad de su investigación. Estas revistas no solo devoran la energía y los recursos de los académicos, sino que también contaminan el ecosistema de la investigación con datos dudosos y conclusiones fraudulentas, ensombreciendo la verdadera ciencia con su masa oscura y engañosa. Este simbolismo no es solo una advertencia a los navegantes del conocimiento para que eviten las aguas infestadas por estas entidades que manipulan el conocimiento, sino también un llamado a unir fuerzas y establecer faros de integridad que guíen a los académicos hacia puertos seguros de publicación.
Estas revistas se caracterizan por prácticas como la solicitud agresiva de manuscritos, promesas de tiempos de respuesta extremadamente rápidos y una notable falta de transparencia en el manejo de los envíos y en la estructura de costos, incluyendo los cargos por retiro de artículos. A menudo, las revistas devastadoras se apropian del nombre y los atributos de marcas reconocidas para engañar a los investigadores, prometen falsamente afiliaciones con organizaciones respetables y pueden llegar a inventar métricas de indexación y citación para aparecer como legítimas.
Este engaño no solo perjudica a los autores, especialmente a aquellos en etapas tempranas de sus carreras y que pueden carecer de la experiencia o tutoría adecuada, sino que también daña la integridad de las instituciones académicas y el proceso de publicación legítimo. La publicación en una de estas revistas puede tener serias repercusiones financieras y profesionales, además de contribuir a la difusión de información médica no verificada o directamente errónea, con el potencial de causar daño significativo.
Para combatir este fenómeno, es crucial que los autores, instituciones y financiadores estén bien informados y vigilantes. Los autores deben verificar la integridad de las revistas antes de enviar trabajos. La Asociación Mundial de Editores Médicos ofrece recomendaciones prácticas que incluyen un conjunto de preguntas que los autores deben plantearse al elegir un lugar para publicar, utilizando recursos como la página web https://thinkchecksubmit.org/ ThinkCheckSubmit.org, que ofrece una lista de verificación para identificar editoriales confiables. Además, las instituciones académicas y los financiadores deberían ofrecer recursos y formación para ayudar a sus investigadores a identificar y evitar estas revistas.
Los editores y las editoriales legítimas también tienen un papel importante en alertar a la comunidad académica sobre estas prácticas, proporcionando recursos y educación sobre cómo publicar responsablemente. En algunos casos, las acciones legales pueden ser necesarias, aunque su ejecución puede ser complicada debido a la naturaleza esquiva de las entidades depredadoras.
La lucha contra las revistas “ballena” (por lo de Jonás) requiere un esfuerzo conjunto de toda la comunidad académica para proteger la integridad de la ciencia y garantizar que la diseminación del conocimiento se haga de manera ética y responsable.
Referencias
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