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«La nueve», un día como hoy

La compañía de combatientes La Nueve se destacó especialmente durante la Liberación de París en agosto de 1944. Al entrar en la ciudad, un día como hoy 24 de agosto, los republicanos españoles, bajo el mando del capitán francés Raymond Dronne, fueron los primeros en enfrentarse a las fuerzas alemanas, jugando un papel crucial que a menudo ha sido eclipsado en los relatos históricos predominantes. La mayor parte de los españoles allí integrados eran socialistas, anarquistas, del POUM catalán o apolíticos hostiles a Franco, con unos escasos comunistas, mientras que otros simplemente llegaban como desertores de campos de concentración y argelinos. Muchos de ellos siguen todavía sin identificar al llevar la mayoría otra identidad. Su participación en la liberación no solo simbolizó un acto de liberación geográfica, sino también un momento de afirmación de la resistencia republicana contra el fascismo, en un contexto donde su propio país permanecía bajo el yugo de una dictadura.

La División, liderada por el general Philippe Leclerc de Hauteclocque, se originó en mayo de 1943 en Chad, con un contingente significativo de españoles que superaba los 2,000 hombres. Esta división se convirtió en un refugio para muchos republicanos españoles que, tras el control del norte de África por parte de la Francia Libre, optaron por unirse a ella en lugar de las fuerzas de Henri Giraud, que integraban a ex leales de Vichy. A pesar de la esperanza de algunos de transformar eventualmente esta fuerza en un renacido ejército republicano español, continuaron como parte de la Francia Libre, llevando en sus uniformes la bandera tricolor republicana, pero sin formar una unidad autónoma.
El primer blindado que llegó a la plaza del ayuntamiento de París fue el «Guadalajara», con tripulación exclusivamente extremeña. Los primeros disparos que las fuerzas aliadas efectuaron se hicieron desde el blindado «Ebro», mandado por el capitán canario Campos y conducido por el catalán Bullosa. En las cercanías del Arco del Triunfo patrullaban Alfredo Piñero y Francisco Izquierdo, que se quedó mudo cuando una muchacha, tras los besos y abrazos de rigor exclamó: «¡Eres el primer soldado francés al que beso!», a lo que este contestó «Somos rojos españoles».


Anécdota parecida le ocurrió al locutor que entrevistó a los recién llegados y recibió un castizo «Pardon mesieur mais je suis español». Por lo demás la dotación que llegó al ayuntamiento de París el 24 de agosto fue la de los half-track: Madrid, Jarama, Ebro, Teruel, Guernica, Belchite, Guadalajara, Brunete y Don Quijote, junto con un tanque tripulado por 4 franceses: el «Romilly». Este era el destacamento, que, con toda justicia, llamaron «los liberadores de París».

Trasladada a Rabat, Marruecos, en septiembre de 1943, allí se prepararon, la División fue equipada con armamento estadounidense, incluyendo 160 tanques M4 Sherman y 280 semiorugas M3, entre otros. Aunque se intentó rendir homenaje a figuras anarquistas como Buenaventura Durruti, las restricciones impuestas limitaron estos gestos, reflejando las tensiones entre la identidad nacional y la integración en un cuerpo militar extranjero.

Este episodio de La Nueve es emblemático no solo por su valentía y habilidad en combate, sino también por su capacidad para mantener viva la memoria y la esperanza de un futuro libre para España, aunque la realidad de la postguerra no permitiera el retorno de muchos de sus miembros.

Los méritos de la 9.ª Compañía española fueron reconocidos por los historiadores especializados, pero gran parte de la historiografía francesa prácticamente ignoró su gran importancia en el episodio concreto de la Liberación de París (tratándola como un evento exclusivamente francés). Los historiadores españoles estudiaron a la 9.ª Compañía ampliamente solo después de la caída del franquismo, cuando se reconoció a esta unidad por su destreza y valor.


Tras la guerra, varios veteranos españoles quedaron en el Ejército francés, otros prefirieron desmovilizarse y permanecer como civiles en Francia. Amargamente, sus triunfos de combate no sirvieron para que pudieran volver a España ni ayudaron a la caída del régimen dictatorial de Francisco Franco, como muchos de ellos proyectaban. Ante ello, los veteranos españoles continuaron como exiliados políticos durante muchos años más. Rafael Gómez Nieto, el último de los miembros de «La Nueve» falleció por COVID-19 en la madrugada del 31 de marzo de 2020 con 99 años, en una residencia de ancianos en Estrasburgo (Francia), donde vivía desde 1955.


Los homenajes y reconocimientos, aunque tardíos, como el Jardín de los Combatientes de la Nueve en París, buscan reivindicar y recordar el sacrificio y la contribución de estos hombres que lucharon no solo por la libertad de Francia, sino también por la idea de una España republicana y democrática.

24/8/2024


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