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Henriette Roland-Holst: poeta y socialista

Eduardo Montagut

Henriette Roland-Holst fue una poeta socialista holandesa, nacida en Noordwijk en 1869 y fallecida en 1952, es decir, con una larga vida. Marianne Rauze escribió un artículo sobre la poeta en las páginas de El Socialista del número del 5 de febrero de 1953, unos pocos meses después del fallecimiento, destacando no solamente su vocación literaria sino también su protagonismo en el socialismo internacional.

Roland-Holst dejó una gran obra y, sobre todo, variada: estudios históricos y sociológicos, discursos, artículos periodísticos sobre distintas cuestiones, pero sobre todo una gran obra poética, de distintos temas y de la “revolución en marcha”.

Nació en el seno de la burguesía de los Países Bajos, aunque desde el principio desarrolló una gran preocupación social, adquiriendo el compromiso socialista. Recibió la influencia de las obras de Tolstoi pero también de los socialistas utópicos, para pasar luego al marxismo, y se puso al lado del fundamental socialista Troelstra.

Tras la escisión del Partido en Deventer en 1909, salió de la organización, pero se quiso mantener al margen de las fracciones, escribiendo un texto significativo por su título, “Yo no tengo espíritu de bandería; tengo todo el socialismo en el corazón”.

En 1915 regresó al Partido, defendiendo una clara opción pacifista al lado de los minoritarios en el seno de la Internacional, cerca de personajes como Huysmans, Pressemane, Longuet, Delepine, Maveras o Levy.

Al estallar la Revolución Rusa se apasionó con la misma y asistió en Moscú al Congreso de 1921. Pero la fascinación por lo que estaba ocurriendo no duró mucho. Al parecer, era una mujer muy preocupada por conciliar lo bello con el bien, lo útil, la vida intelectual con la vida activa, lo ideal con lo real, y eso no debió encontrarlo en la experiencia soviética. El socialismo no podía prosperar si se aceptaba la violencia como hacían los bolcheviques.

Siempre fue fiel al ideal socialista con un gran optimismo.


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