Cerca de la iglesia de las Salesas, en Madrid, la librería Antonio Machado abre nuevo espacio: muy amplio y más diáfano, respetando muros y paredes de antaño, columnas y dinteles que introducen al visitante en un paraíso de libros y más libros. Se respiran páginas y trabajo, esfuerzo e interés por la lectura.
De ahí nos dirigimos a la Fundación Mapfre que expone en su recinto del Paseo de Recoletos una muestra dedicada al gusto francés. Pinturas y mucho más, artes decorativas… y mucho más.
Paisajes difuminados, ¿Velázquez? Religión y política ¿Murillo? Escenas mitológicas de grandes dimensiones; composición plúmbea y arquitectónica. Cuerpos escultóricos, cincelados a puro pincel sin delinear. Miran y nos miran.
Querubines y amorcillos enmarcando escenas señoriales, de familias regias y acomodadas que sobresalen con sonrisas lánguidas entre cortinajes acartonados; una auténtica sociedad rosácea, de mejillas maquilladas y placidez disimulada: Stella, Coypel, Vouet…
Anatomías marmóreas, barroco a tutiplén del siglo XVII hasta el XIX; cada centuria al gusto de la época, cada momento según modelos y cánones artísticos. Ostentoso y grandilocuente, magnificencia, retratos de caras y bustos, atención y ojos dirigidos al foco “de la cámara” del pintor.
Cetro, texturas, trajes recamados, puntillas y frufrús, símbolos de poder, libros…cultura y opulencia. Figuras diminutas sobre caballos desproporcionados. Oro y oropel, auctoritas y vanitatum. Desde El Prado, el Thyssen, otras instituciones y algunas colecciones privadas, las salas se llenan de delicadeza en las poses individuales.
Se atisba melodramatismo y sospechamos miedo por el futuro: la historia no miente; tintes neoclásicos y atmósferas traslúcidas y espesas; nuevos aires con el paso de las décadas.
Las manufacturas francesas están presentes en vitrinas que nos llevan a tiempos pretéritos de costumbres muy selectas, muy particulares: soperas, compoteras, cristalería de finísima elaboración, cubertería de plata, bandejas y vasijas.
Advertimos esculturas vigilantes. Herbert, Lépaulle…
La realidad y la sociedad plasmadas en estampas costumbristas, procesión de penitentes en semana santa, mercados en Sevilla, vendedores ambulantes, mendigos y vagabundos decimonónicos, dibujos, planos, duques, ayas y herederos, jardines y salones.
Un mosaico vital. Edificios y plazas, calles céntricas y conocidas famosas, emplazamientos icónicos, construcciones emblemáticas, corridas de toros, naturalezas y bodegones, músicos.
Ante nuestros ojos, todo un mapa de relatos en pintura y escultura. Y mucho más…
El gusto francés mimetizado con el español, tan de moda, tan vigente en aquel entonces.
Y además, Jorge Ribalta (Barcelona, 1963) en una prolija colección fotográfica, nos recuerda su habilidad con la cámara y nos convence de que Todo es verdad.
Mañana sabatina en la capital: un poco de todo…
Descubre más desde Isidora Cultural
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.