Música y literatura
Aunque ya lo hemos apuntado, profundizamos un poco más en la utilidad didáctica que pueden tener en las clases materiales de todo tipo, sonoros o escritos, que faciliten y enriquezcan la adquisición de conocimientos. Así, el estudio de la novela artúrica, ya para empezar muy interesante por lo fantasioso, romántico y aventurero, tiene que ser básico para mantener el interés del alumnado en temas como las crónicas o las novelas de caballerías y caballerescas. Lo conseguimos si propiciamos que los alumnos aporten paralelismos entre estas manifestaciones literarias, muy históricas e historicistas, con actualizaciones tan evidentes y próximas a su sensibilidad como las distintas películas de La guerra de las galaxias, de Indiana Jones y de El Señor de los anillos o las lucidas adaptaciones del tema artúrico en Excalibur o El primer caballero, o los diferentes cómics sobre este u otros temas históricos, como las aventuras del Capitán Alatriste de Pérez Reverte.
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Ya en el tema de la literatura trovadoresca, da un buen rendimiento relacionar las baladas, las canciones de amor, los serventesios y los lamentos de los trovadores con manifestaciones actuales que ellos mismos pueden traer a clase. La lírica tradicional se ha mantenido como un fondo constante a lo largo de la historia y se pueden encontrar ejemplos formales y temáticos en canciones populares actuales (Ayúdeme, prima, que viene mi novio a verme, de Niña Pastori y Qué bonita que es mi niña, de Martirio). El romance, poema narrativo de verso octosílabo, se halla en la base de numerosas composiciones y bastará en hacerles observar la métrica de las letras de algunas canciones actuales. De hecho, siempre hay sorpresas, tanto porque traen materiales que nosotros no tendríamos en cuenta como porque se bajan de Internet algunos difíciles de encontrar. El uso de canciones de Rosalia para entender las jarchas, por ejemplo, los Manolos, para entender el spanghish o rapear con Nash sobre Miguel Hernández.
En cuanto al Quijote, cabe decir que en torno a 2005, año del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, han aparecido sugerentes adaptaciones infantiles y juveniles, realizadas según criterios variados. Y, aún, cuando tengamos que afrontar la introducción de grandes movimientos estético-culturales como el Renacimiento y el Romanticismo, buscaremos en los límites más universales los cebos para hacer que concreten en las manifestaciones más locales. Así, en el primer caso, es bueno relacionar la literatura con los progresos de las artes mayores en aquel momento vía Miguel Ángel (arquitecto, poeta, pintor, etc.), Leonardo da Vinci (inventor, pintor, ingeniero, etc.) o Galileo Galilei y Copérnico, que abrieron los ojos hacia el infinito cruzando las barreras del cielo religioso oficial.
En cuanto al Romanticismo, a la vez que les hablamos del genial y polifacético Goethe, o de los pensadores alemanes, ingleses y franceses que hicieron progresar el mundo de las ideas, los inventos y la libertad personal, siempre es bueno dejar caer en el discurso los nombres míticos y fantásticos de Frankestein y Drácula, que nunca los dejan indiferentes. Y hablar de Mary Shelley y de la reunión en la Villa Diodati, cerca del lago Leman, y del reto de quien creaba la criatura más imaginativa y a la vez más horrorosa. Y, claro está, no debemos desaprovechar todo este torrente de fascinación que les podemos provocar para conectar Frankestein o el moderno Prometeo con el fascinante mito clásico. Ese Prometeo que creó la raza humana con arcilla y las lágrimas de arrepentimiento, el primer hombre a quien la diosa Atenea infundió vida. Salvando las distancias, casi les ofrecemos circular por la red telemática de nuestros conocimientos. Y casarlo todo, en el momento oportuno, con la recuperación que algunos autores hacen de figuras legendarias como la de Alvar González, en el caso de Antonio Machado. Y que les suenen nombres o movimientos que estudiaremos más adelante.
Así, en todo momento, en las clases de historia de la literatura española debemos estar abiertos a las referencias a los movimientos y a los grandes autores universales (Dante, Petrarca, Bocaccio, Cervantes, Shakespeare, etc.), primero, por la necesidad de abrir horizontes literarios y culturales, siempre muy saludables, y, segundo, para que se den cuenta de nuevo de que nada pasa por casualidad, por azar, y de todo ha marcado, y mucho, nuestro presente más inmediato. Por otra parte, es necesario, siempre que sea factible, que las lecturas complementarias que les proponemos las trabajemos con las aportaciones de otros departamentos (sobre todo de ciencias sociales). También, en la ESO, desde las clases de plástica, y en bachillerato, concretamente con los alumnos del bachillerato artístico, ofrece muy buen rendimiento proponerles hacer la translación, con las distintas técnicas que dominen mínimamente o les interesen (tiras de cómics, acuarelas, dibujos al carbón, ceras, tizas, etc.) de fragmentos, episodios o momentos cruciales de obras y autores de los que se haya hablado inexcusablemente.
Uno de los sistemas dinamizadores de las clases y estimuladores para que les entren las ganas de saber historia personal o colectiva es organizar charlas y debates con personas que hayan vivido hechos relevantes, o bien con autores de las obras que leen.
En cuanto al uso de la música en las clases de historia de la literatura, hay que contar, siempre que sea posible, con el Departamento de Música para completar los análisis estrictamente literarios con los musicales. En estos momentos, podemos ilustrar poemas de todos los poetas destacados, desde los clásicos hasta los más jóvenes, gracias al gran número de musicalizaciones que se han hecho de poemas. Otra vertiente poética, la de la canción popular, de mucho juego en las clases y es de fácil acceso en la discografía de cantantes y grupos bastante actuales.
En el campo de los audiovisuales disponemos de una serie de vídeos sobre autores y movimientos, de interés y calidad diferentes, que son muy útiles, tanto si los utilizamos antes de las clases teóricas como a posteriori.
RAO
17/8/2024
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